Hace ya algún tiempo atrás tuve una epifanía acerca de la
razón del amor y el objeto de amar, lo realmente destacable fue que lo hice en tiempo récord en medio de
un baño de ducha ¿Cómo pude haber tenido semejante debate filosófico en tan
poco tiempo? Considerando que el tiempo promedio de mi baño es de diez minutos
pero lo maravilloso del asunto fue la
manera en que esta idea se desarrollaba, se desplegaba y movilizaba en mi mente
como pez en el agua… sobre el amor reflexione lo siguiente:
(La primavera de Botticelli, siendo Venus en el centro, el eje visual de la obra)
Toda persona debería poseer dos grandes amores en su vida
y dejar de considerar el amor como algo totalmente externo, algo totalmente
ajeno al alma, ¡el verdadero amor está confinado en nosotros y no puede escapar!
siendo el primero de estos dos amores el amor propio.
El amor propio debe imaginarse
desde un punto de vista bastante heterodoxo de manera similar a la actuación,
al igual que la calidad del trabajo de un actor depende de la calidad de su
actuación, la vida es un ejercicio actoral de improvisación en cual todos somos
conducidos por el guion oculto de destino vamos actuando según el contexto de
los acontecimientos.
¿ Y en que se parece el amor
propio a un ejercicio de actuación? en que al igual que la calidad de trabajo
de un actor depende de la calidad de su actuación lo mismo pasa con la vida,
siendo la vida un escenario de improvisación donde el ser es el único gran
protagonista de su existencia y solo
quienes comprenden esto, y comprenden que deben dar la mejor actuación posible
en la telenovela de sus vidas son quienes alcanzan ciertas glorias sin tantas
penas.
¿Y qué tiene que ver realmente el
amor en todo esto? En que este es la
fuerza que impulsa a dar una buena actuación, el actuar decididamente en la
novela de nuestras vidas, no es otra que
el amor propio.
La concepción del segundo amor
confieso que la robe de Platón pero supongo que son gajes de ser un clásico… este
amor esta conducido por el deseo de procreación por el deseo del hombre de
sobrevivir a su muerte, de alcanzar la inmortalidad en los límites a los que
nuestra mortalidad nos confina.
Este tipo amor es el que nos
impulsa a buscar un par y formar familia, no es amor desmedido por la pareja es
amor a la idea de familia y de formar familia la que nos motiva en la búsqueda
incansable de ese amor externo y que en muchas ocasiones se vuelve profano. La
raíz de este amor en es la procreación del cuerpo, el cual no es más que otra
cosa que el deseo de los hombres de supervivir a la muerte a través de su
descendencia ¿o es que acaso no viviremos perpetuamente en la genética, si no,
también en los recuerdos de nuestros descendientes?, ¿acaso no estamos
condicionados por la evolución a la procreación? Este es el caso de quienes
procrean con el cuerpo cuya tarea es admirable pero no conlleva glorias.
¿Pero quien dijo que la
procreación es solo materia de la carne y no del alma? Hay quienes procrean de
la forma última, con el alma. Son estos los grandes poetas con su dramas
suicidas, los escritores que marcan la vanguardia del mundo a través de la
visión de un solo individuo, son los filósofos, son las artes, son los grandes
pensamientos que se procrean en la mente de otros…
Son los científicos, los grandes
teóricos, los Victor Hugos, los Carl Sagan, los Bolívar, los Tesla, quienes
buscan la procreación en algo más perdurable que la carne… las ideas. ¿Acaso no
todo gran poeta, escritor, idealista o científico más allá de todo reconocimiento
personal seguramente se hubiera conformado solamente con el reconocimiento de
su obra y no más?
Concluyo con el siguiente
pensamiento, no es coincidencial que la única forma en la que una persona mate
o entregue su vida sin pensarlo dos veces es cuando se vulnera el amor o el
objeto del mismo ¿acaso no es la ausencia de todo amor propio la que lleva al
suicidio o la burla del mismo no puede conllevar al asesinato?
¿Acaso no mataríamos por un hijo
sin que pese demasiado en la conciencia o de morir si el hado nos exige la vida?
¿Acaso cuantas personas se han visto envueltas por la brasas ardientes del
fanatismo no más que por la defensa a ultranza de la ideas? Y lo más vergonzoso
de todo es que también estamos dispuestos a desterrar vidas por ellas…